Fuente: Smoda.elpail.es. Laia Cenea 22 de noviembre de 2011
Ni parapeto contra el sol, ni protectores contra el frío: en invierno los gorros van más allá de lo práctico.

La funcionalidad no es, en absoluto, el motivo principal que nos empuja a incorporar gorros y sombreros a nuestro atuendo. Estos juegan ya en la liga de bolsos y zapatos. Aunque lo primordial es que se acoplen bien a nuestro cráneo y favorezcan, no entienden ni de estaciones (lana en pleno verano), ni muchas veces de protocolos (en la calle no rigen las mismas normas que en las bodas). Se llevan de día y de noche, en fiestas o al trabajo. Pueden producir electricidad estática o acabar con estudiados peinados, pero al contrario son ideales para esos días terribles en los que el encrespado no acompaña.
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